martes, 14 de junio de 2011

El Che y las Madres




El Che y las Madres



Hoy se cumplen 83 años del nacimiento de Ernesto Che Guevara. En diciembre, Hebe cumplirá los suyos ya que nacieron el mismo año. Es cierto que de efemérides y obituarios está repleto el mundo pero que me perdonen Borges, Chesterton y Max Weber. También aquellos que necesiten una donación de sangre. Es que tengo la urgencia en el cuerpo de recordar a esa porción de coherencia que la humanidad parió en su historia. Tengo la pulsión de traer su ejemplo al Siglo XXI. Su profundo odio y desprecio a los poderosos nacido de su amor a los más humildes, a los desposeídos de la tierra. Su integridad y honradez, proporcional a su sensibilidad humana. Su capacidad de sentir y sufrir como propia la cicatriz ajena. De encontrar en su mirada dura y repleta de futuro, los ojos mojados de ternura que nos regala Hebe, la gran Madre, cuando habla.

Y cuando lo traigo puro, recuerdo que tuvo razón Fidel hace casi 44 años. El enemigo se equivocó al pensar que se acababa su ejemplo si lo mataban. Hasta desaparecieron su cuerpo del miedo cuando se dieron cuenta que habían pifiado. Millones de oídos receptivos estuvieron dispuestos empuñar un arma. Millones lo emularon y cayeron dando su vida dispuestos generosamente a seguir su ejemplo. Y aunque cayeron derrotados y el socialismo no triunfó en el mundo, su modelo ético lo tomaron como bandera nuestras  heroicas Madres. En vez de empuñar un arma empuñaron un pañuelo. Blanco y puro como la tela de los pañales de sus hijos o las palomas de la Plaza de Mayo. Nacidos para no olvidar ni callar jamás. Faros en la larga noche que iluminaron un futuro con memoria, verdad y justicia. Bordados en punto cruz como se bordaron tantas boinas con la estrella del heroico Comandante.

Nunca marcharon solas. Siempre marcharon con ellas sus 30.000 hijos. El Che las abrazaba cuando la oscuridad y el miedo reinaban. Los viejos anarquistas cuando los radicales claudicaban. Marcharon del brazo de Perón y Evita aunque el Turco traicionò. Con millones de nosotros cuando los progres de camisa y corbata nos mataban. Marchan con Néstor y Cristina hoy. Porque son sus hijos y ellas sus Madres, nuestras Madres. Marchamos con ellas porque la memoria de un pueblo no se vende ni se ofende como lo hacen hoy los enemigos de la Patria. No se confundan aquellos que piensen que manchando el pañuelo se acabara la rabia. La rabia somos nosotros y vamos a profundizar hasta el hueso el ejemplo que nos dejaron. Hoy la Patria es un pañuelo ondeando en el cielo celeste y blanco. Y la Patria no se mancha.




Manuel Alzina

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Buenos Aires, 14 de junio de 2011.